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Diferentes alternativas para tratar la tartamudez

El manejo psicológico, respiratorio y de la familia, así como nuevos dispositivos tecnológicos, son métodos que ayudan a controlar o minimizar este trastorno del habla.

 

Marilyn Monroe, Napoleón, Winston Churchill, Nicole Kidman y Tiger Woods son figuras que lograron destacar en diferentes áreas, pese a que en sus biografías se repite un mismo diagnóstico: tartamudez. Ejemplos que muchos expertos citan para demostrar que más que un trastorno, se trata de una condición con la que se puede vivir.

Esa es la idea que cada 22 de octubre promueve el "Día internacional de la toma de conciencia de la tartamudez", una jornada destinada a educar sobre esta alteración del habla que afecta al 1% de la población.

"Hay una tartamudez que es propia del desarrollo, se ve en niños de dos a cuatro años, y suele ser autolimitada. Pero hay otra tartamudez que suele empezar en la primera infancia y que puede hacerse crónica", explica el doctor Marco Manríquez, neuropediatra de la Clínica Alemana (Chile).

La repetición de consonantes —como la p o la m—, y luego de palabras y frases, favorecen la falta de fluidez que caracteriza el habla de estas personas.

"Lo típico es un bloqueo y una tensión que se manifiestan al emitir los sonidos, que puede tener implicancias sociales, psicológicas, fisiológicas y neurológicas", cuenta María Fernanda Rodríguez, fonoaudióloga.

Su origen no está claro, pero sin duda hay un factor genético involucrado —los casos se repiten en una misma familia—, entre otras muchas causas.

 

"Hay dos grandes aspectos: por un lado, estructuras cerebrales que influyen en la fluidez del habla y, por otro, factores emocionales asociados a eventos biográficos que provocan nerviosismo o ansiedad", precisa Iván Castillo, fonoaudiólogo de la Universidad del Desarrollo en Santiago.

No tiene solución, pero sí existen técnicas y alternativas para identificar factores que la potencian y, así, minimizarla y hacerla menos evidente. Entre ellas está el apoyo psicológico y el manejo de ciertos parámetros, como la relajación y la respiración.

Uno de los pioneros de esto último (esencial para relajar las cuerdas vocales) fue Lionel Logue, terapeuta de Jorge VI de Inglaterra, cuya historia aparece en la película "El discurso del rey".

Allí es llamativa una escena en la que el rey logra hablar de corrido mientras escucha música por unos audífonos. "Eso tiene relación con la teoría cognitiva que dice que la tartamudez se debe a una interferencia del hemisferio derecho del cerebro por sobre el izquierdo, asociado al habla", explica Rodríguez.

"Al igual que al cantar, una persona deja de tartamudear porque el hemisferio derecho, asociado a la música, está ocupado procesando eso".

En el 80% de los casos se logra una mejora que, aunque no siempre es completa, permite que la tartamudez no interfiera en la cotidianidad de la persona. "Mientras a más temprana edad se inicie el tratamiento, mejor. Sobre todo en el plano psicológico", agrega Rodríguez.

Asimismo, la educación de la familia es importante: hay conductas de los padres que pueden potenciar la tartamudez, como completar las palabras o generar presión en el niño, causando más ansiedad y tartamudeo.

Una alternativa de tratamiento más reciente es el uso de un dispositivo, similar a un audífono, creado en EE.UU. "Retrasa la llegada de la información del mensaje de la boca al oído, al cambiar la frecuencia de la voz", explica el fonoaudiólogo Iván Castillo. Es decir, la persona escucha su voz milisegundos más tarde, un fenómeno que se conoce como "señal coral".

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